A raíz de la historia de hace unos años, del niño de 5 años que antes de fallecer pidió hablar con Santa Claus y murió en brazos de un actor que encarnaba el papel de Santa se ha suscitado el debate de si resulta necesario explicarle la verdad sobre sí Santa Claus existe.

Los defensores de la religión aseguran que lo correcto es contarles a los pequeños el verdadero sentido de la Navidad, que según estos, se encuentra más relacionada con el nacimiento de Jesús y no con la entrega de regalos.

Sin embargo la contraparte opina que es mejor preservar esa inocencia y que en el caso del niño de esta historia, fue mejor que muriera pensando que Santa Claus existe, y que habló con el antes de partir de este mundo.

En La actualidad, ningún estudio psicológico revela que los niños padezcan secuelas o guarden rencor a los padres, por haberles ocultado la verdad tanto tiempo.

Hasta alrededor de 5 años no distinguen entre la fantasía y la realidad, predomina el pensamiento que los seres mágicos o de la fantasía son reales. A partir de los 7 años comienzan a desarrollar un pensamiento más abstracto que les permite cuestionar ciertas cosas acerca de su realidad y comprenden mejor la verdad.

De hecho los psicólogos manifiestan que en la mayoría de los casos los niños sospechan la verdad antes de que sus padres le cuenten.

No existe una edad ideal para contar la verdad sobre estos mitos, depende del grado de desarrollo del menor. Conviene no contarlo de forma impactante, más bien develarlo poco a poco de forma que no cree un trauma en el niño.

Tampoco es bueno mentirle, cuéntale la verdad utilizando palabras simples para facilitar la comprensión. En ocasiones son los adultos quienes mantienen esta fantasía para no reconocer que sus pequeños están creciendo.

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