Piden visa humanitaria para joven cubana que necesita tratamiento médico

La joven cubana Alianys Perera Godoy, de 18 años de edad, se encuentra solicitando ayuda para conseguir una visa humanitaria que le permita recibir tratamiento médico en Estados Unidos, tras ser operada en dos ocasiones de carcinoma papilar de tiroides.

Según trascendió en las redes sociales, Perera Godoy necesita yodo radioactivo para su tratamiento, el cual se encuentra en falta en la isla.

Varios internautas compartieron la solicitud de ayuda de la joven, en la cual señaló: “Hola a todas las personas que llegue esto. Por favor, necesito que compartan. Tengo 18 años y fui diagnosticada con carcinoma papilar de tiroides, por lo cual me sometí a dos operaciones en menos de 20 días, pero necesito urgentemente la otra parte de mi tratamiento, que es un yodo radioactivo que hace más de 6 meses no entra a Cuba”.

“Hay un hospital en Tampa, Estados Unidos, que accedió a darme este tratamiento gratis y necesito hacerme ver para que me otorguen una visa humanitaria, que necesito para poder darme el tratamiento que tanta falta me hace. Por favor, compartan, necesito que me ayuden compartiendo. Se lo agradecería mucho”, concluye la solicitud de ayuda.

El internauta Alian Sosa Zúñiga, familiar de la joven, se hizo eco del caso y escribió en su muro de Facebook: “Esta es mi prima Alianys Perera Godoy, necesita una visa humanitaria para completar su tratamiento, puesto que en Cuba no hay el yodo radioactivo que necesita. Hace falta que todos mis amigos compartan la publicación”.

Los internautas reaccionaron a la solicitud de ayuda de la joven: “Dios ponga su mano divina y puedas recibir tu tratamiento. Mis más sinceras bendiciones para ti. Yo también estoy operado de tiroides” … “Que se te conceda el permiso para tu tratamiento. Diosito todo lo puede y verás que lo vas a lograr” … “Mucha fuerza de voluntad, mi niña, no te desanimes. Que Dios ponga su mano milagrosa y eso que tanto deseas se realice. Amén” … “Dios te ayude, mi niña y puedas resolver todo lo que te haga falta. Te pongo en las manos de Dios”.

Por su parte, Yasmiany Quintana Godoy, prima de la jovencita, expresó: “¿Alguna vez has sentido tanta impotencia y dolor en el pecho, que parece que te desgarran el alma?.

Hace nueve meses mi familia atravesaba por un momento de dolor y esperanza; mi mamá, mi esposo y yo, estábamos luchando por cumplir el dichoso “sueño americano”, respirar libertad, prosperidad y sacrificándonos para tener con nosotros a nuestros más queridos seres, que habían quedado atrás…

Un día, como otro cualquiera, mi prima caminaba el boulevard de Cienfuegos acompañando a mi abuela, y lo cierto es que se desvaneció. Gracias a un ángel anónimo, que se encontraba cerca y la auxilió, alertó de “un posible problema de tiroides”.

Enseguida, mi tía y todos en mi familia que estaban en Cuba, se movilizaron y resolvieron para que se le hiciera exámenes. Dichas pruebas arrojaron “nodulitos en la parte anterior del cuello”…

“Ah, de seguro eres hípertiroidea” “Por eso es que no engordas” “No te preocupes, que seguro te ponen tratamiento y resuelves”. Esas fueron algunas de las palabras que dijimos en la casa. Hasta el momento, nada es alarmante. En la familia muchos hay ya con esos problemas hormonales y no es nada que nos pueda quitar el sueño.

Corrió el tiempo y pasaron a la fase de ir a Santa Clara y la viera un especialista con “más herramientas”. De buenas a primeras, “la cosa pasó a ser de operación”. La prepararon, todo fue muy rápido y “la tormenta” se hizo presente. Han escuchado hablar de “tormenta tiroidea” <es un estado crítico y poco frecuente que condiciona la disfunción de múltiples órganos por el efecto del exceso de las hormonas tiroideas, esta disfunción endocrina tiene una elevada mortalidad y genera manifestaciones típicas como la taquicardia, fiebre, alteraciones gastrointestinales, cardiovasculares y del sistema nervioso central>.

Los médicos pudieron estabilizarla, pero igual hubo que “entubarla”. La dichosa operación no pudo hacerse. Solo dijeron: “se puso muy malita, pero ya está fuera de peligro”. Le pusieron tratamiento farmacológico para estabilizarla y poder llevar a cabo la intervención quirúrgica.

El 24 de noviembre del 2022, se pudo realizar la operación, la misma que duró alrededor de cuatro horas. Cuando hicieron la incisión, los médicos se sorprendieron con lo que vieron, macroscópicamente lo que observaban no le gustaron. Decidieron hacer la “tiroidectomía total” y también tomaron tres ganglios para hacer muestra. Literal, a mi tía le dijeron: “tuvimos que quitarle toda la tiroides, los ganglios no tenían buen aspecto, y le tomamos dos para biopsia. Ella puede tener cáncer y si es así tendremos que quitarle todos los ganglios del cuello”.

La palabra “cáncer” es demasiado fuerte, te revuelve el alma y siempre pensamos en lo peor. Mi tía le dijo todo. Mientras toda mi familia se desvanecía en llanto, mi prima se levantaba fuerte y le exigía a todos, que no lloraran, que ella iba a luchar. Esa fue la primera lección de lucha que nos dio a todos.

La recuperación fue asombrosa y en menos de nada, la herida había sanado, dejando a penas un hilito horizontal en la parte anterior del cuello, a nivel de la incisura yugular del esternón.

En menos de quince días, estaban llamando para decir “la biopsia dio positiva”. Ese momento fue aún más duro, porque unos siempre alberga esperanza de que todo haya sido una terrible pesadilla. El resumen fue < un carcinoma papilar del tiroides y los dos ganglios metastásicos a carcinoma papilar del tiroides>.

Poco más, en 20 días exactos, entraba de nuevo al quirófano para el vaciamiento ganglionar del cuello. Esta operación duró sobre las seis horas. Esos pasillos del oncológico, parecían el mismísimo corredor de la muerte. El resultado final fue: <vaciamiento ganglionar cervical izquierdo, con biopsia de 25 ganglios, tres de ellos metastásicos de carcinoma papilar del tiroides, sin extensión extra ganglionar, más yugulectomía externa>.

El aspecto después de quitar las vendas fue muy duro, dos drenajes, una cicatriz que recorría desde detrás de la oreja, todo el cuello por la parte izquierda y se unía con la otra cicatriz anterior. Agradecerle a esa doctora que le dijo: “hoy te vas con tu cicatriz de guerrera”. Fueron muchos días de llanto, desesperanza, de una lucha contra los complejos. Y lo cierto es que nunca la vi tan hermosa, como cuando exhibía orgullosa su marca de victoria.

Gracias a Dios y todos esos héroes anónimos que la ayudaron, que dieron todo lo que estaba en su poder; pero la realidad es que nuestros médicos cubanos “son ángeles que le han cortado las alas, las manos y se vuelven artistas para llevar la esperanza a sus pacientes”. Y lo digo orgullosa, porque alguna vez estuve en el ejército de batas blancas, el mismo que en medio de la “COVID” y el “reordenamiento” iba a sus consultas para dar lo mejor de sí, la inmensa mayoría dejando a sus hijos en casa sin la certeza que en el momento de llegar tendrían fluido eléctrico o algo tan básico, como llevar un plato de comida que poner en sus mesas.

Agradecer también a esa estudiante, que se prepara y le dio tanto aliento a nuestra niña, a los técnicos, a los enfermeros, a todos los que hacen que el equipo funcione. Porque todo es como una gran máquina, todos necesarios. Solo que muchas veces no pueden hacer más nada; primero, porque no tienen las herramientas, los medicamentos y todo se rige por una burocracia. Segundo, porque es mejor callar, porque les cuesta el título, el cargo y la persecución mediática.

La realidad es que ella es una jovencita amante de los reels de Instagram, defensora del feminismo, seguidora de las tendencias de la moda. Ella no es más que una muchacha de dieciocho años que sueña con un porvenir. Y el futuro cada día se hace más incierto, cada instante se torna más de gris y de incertidumbre, porque cada día es “un día menos”.

El cáncer de tiroides es de los menos agresivos y con mejores pronósticos de todos, pero necesita de un “yodo radioactivo”, el mismo que ayudará a culminar dicho tratamiento y a devolverle una esperanza de vida.

Muchos sueñan con llegar a Estados Unidos, con “coronar”, como le dicen; pero para algunos, es el único rayo de luz, porque sus vidas penden de un hilo. Porque “mañana” quieren vivirlo, porque saben, que si cierran los ojos dejarán un mar de dolor para sus familias y amigos.

¿Por qué no la trajimos por Nicaragua? -Porque en sus condiciones no podía atravesar tanto recorrido, en esas condiciones.

Ahora, por qué no le ponemos un patrocinio? -Porque no cumplimos con los requisitos para patrocinar.

Es duro cuando tienes las manos atadas, cuando no hay una fecha límite para empezar un tratamiento, porque ya el temporizador está corriendo. Es duro cuando no hay medicamentos, es duro cuando no tienes una respuesta que darle solo: “no te rindas, que nosotros no lo haremos y sea como sea, vas a vivir, y vivir bien”.

Creo que nunca regresaremos a la normalidad, porque todas las familias que pasan por estos procesos, nunca vuelven a ser los mismos. Lo único cierto es que hemos aprendido a amar, a aceptarnos y a no rendirnos”.