Dos hermanos cubanos que recientemente cruzaron la frontera entre México y EE.UU., se encuentran viviendo en las calles de Miami y han solicitado ayuda a la comunidad para salir adelante ante su difícil situación.
Según el reporte de Telemundo 51, ambos llevan más de ochos días deambulando y no cuentan con familiares ni amigos. Se presentaron en el Departamento de Children and Family y les dijeron que debían esperar varias semanas para que su caso fuera atendido.
También han acudido a iglesias y la única ayuda recibida en esta institución fue la de un cura que les pagó dos noches en un motel. Laura Marante se mostró preocupada por la situación que afronta junto a su hermano: “No tenemos a nadie que nos ayude ¿cómo hacemos? Es difícil”.
A pesar de las adversidades que enfrentan en estos momentos, Laura no se arrepiente de haber salido de la isla: “Si me ponen un avión ahora con todas las comodidades, yo me quedo aquí, porque yo vi mucho sufrimiento en Cuba. Libre, es lo que yo quiero, ser libre y sentirme como un ser humano, como en mi país desgraciadamente no pude sentirme”.
Ella partió desde la isla el 23 de noviembre de 2018 hacia Guyana para luego comenzar el largo y difícil trayecto en busca del sueño americano. Su ardua travesía por diversos países de América Latina.
En su paso por Colombia, señala Laura: “Veintipico días en la selva, nos perdimos. Sin comida y sin nada, pero gracias a ese Dios tan poderoso sobrevivimos, porque nos encontramos un campamento de militares abandonado y había yuca sembrada”.
Allí permanecieron durante cinco días y luego prosiguieron su trayecto, sobre el cual Michael Pérez, hermano de Laura, explicó: “Hasta llegar a Reinosa, frontera con Texas. Allí hay muchos coyotes, mucho tráfico, matan a la gente. Allí si no pagan para cruzar el río no pueden pasar.”
La madrugada del pasado 8 de enero, afrontaron el difícil reto de cruzar el Rio Grande, así lo contó Michael: “Nos fuimos a arriesgarnos a toda, la puse a nadar a ella (Laura) con una cámara de carro. Yo me tiré a nado con la perrita”.
La familia tiene una mascota que los ha acompañado desde Brasil, y según cuenta Laura, hace tres años que está junto a ellos. Tras su llegada a territorio estadounidense, permanecieron unas horas en un centro de inmigración en McAllen, donde les dieron el I220A y les colocaron grilletes en sus pies.
Sobre este dispositivo, Laura explicó: “Es un aparato que hay que darle carga con corriente, pero ¿cómo hacemos? Si no tenemos donde cargarlo. En muchos lugares en vez de ayudarte, lo que hacen es que te botan”.
Asimismo, Laura pide ayuda encarecidamente: “Yo les pido por favor que nos den la mano y nos ayuden. Este es un momento muy difícil para nosotros”.