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    Carta de una cubana: “A mí no me paga nadie, porque las ideas no se pueden comprar”

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    La escritora y productora cubana Hannah Imbert compartió un texto que está dirigido a todas las personas que piensan que aquellos que critican a la dictadura o piden un cambio democrático son pagados por Estados Unidos.

    Imbert explicó que los jóvenes que han protagonizado las protestas sociales durante los últimos meses no están pagados por nadie, sino que tienen una profunda conciencia, mucha valentía y que tratan de conseguir lo mejor para Cuba.

    En su caso, dijo que a ella tampoco le paga nadie y que tiene trabajar muchas horas al día, pero que eso le permite mantenerse sin tener que recurrir a ningún tipo de ayuda y que cuenta con la libertad para manifestarse de lo que quiera.

    La cubana pidió a los cubanos que viven en la isla que tengan un poco de sentido común y que no crean las campañas de difamación que se transmiten en los medios de comunicación.

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    A continuación, reproducimos íntegramente las palabras de Hannah Imbert:

    Debo aclarar que intentaré usar la menor cantidad de términos de esos que sé que asustan a los que están adentro, dígase “dictadura”, “adoctrinamiento”, etc.

    ¿Por qué disentimos los que nos fuimos? ¿A mí quién me paga? El noticiero cubano dice que a los que disienten dentro de Cuba, a los que se oponen al “gobierno”, les paga la CIA, el “imperialismo yanqui”, el gobierno de los Estados Unidos.

    Primero, amigo querido, me gustaría decirte que es extremadamente complicado llegar a esas altas lides. Que no conozco a ningún cubano que lo haya podido hacer. Créeme que la foto de Otaola con Trump no significa ni remotamente que el presidente le haya pagado ni un centavo. Segundo, el gobierno de este país, con todas sus oficinas, seguridad nacional, CIA, FBI, etcétera, están sumamente ocupados resolviendo los problemas que realmente les preocupan, los suyos, los propios, los del pueblo norteamericano, los ancianos norteamericanos, los niños norteamericanos, los universitarios norteamericanos.

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    Yo haciendo un análisis simple puedo ver que ninguno de los opositores tiene nada más que datos en sus teléfonos celulares. Los veo a todos vestidos de manera normal (con lo que se resuelve, con lo que vive desde hace años el cubano), ninguno tiene carro propio ni rentado, ninguno tiene casa propia, ninguno hace gala de comer en los paladares más caros de la ciudad, ninguno tiene un reloj Rolex ni barrigas prominentes por comer carne roja. Yo, mirando desde la distancia, veo a un grupo de jóvenes flacos, casi desnutridos, bastante pobrecitos de hecho; ojerosos, cansados, tristes, con insomnio y ahora mismo, con golpes físicos y mentales, con pesadillas que nunca saldrán de su cabeza.

    ¿Viste a las muchachas que interrogaron desnudas? ¿Tú crees que a alguna de ellas les paga la CIA? ¿Por qué les pagaría, por ser unas artistas frente a un Ministerio de Cultura en La Habana grabando con un celular a un cerdo que se hace llamar ministro; que es tan mal poeta como ser humano? (Perdona, intentaré no hablar mal de nadie).

    Por favor, no permitas que un espacio de televisión y unas páginas de un periódico jueguen con tu inteligencia. No voy a mencionar nombres, pero yo conozco a muchas de esas personas que se atreven a decir lo que sienten, y conozco a muchos más que piensan igual pero que no se atreven a hablar en voz alta. Tú mismo, tú mismo que lees esto sabes que ellos tienen razón y nadie te paga.

    ¿También les creíste que las colas que haces para comprar cualquier cosa están bien, que son normales, que es lo que mereces? Ah, no, claro, las colas, el aumento de los casos de Covid-19, la pobreza, la falta de ropa, de vasos, de platos, de velas, de flores, de cubos plásticos, de palitos de tender, de papa; la falta de todo es culpa del “bloqueo”; claro, la culpa de que no te puedas tomar un vaso de leche antes de dormir la tiene el presidente de los Estados Unidos. Ese señor, sea cual sea, se pasa las noches en vela pensando, “¿cómo puedo joder a la ama de casa, al plomero, al médico cubano; cómo logro que sea más infeliz”?.

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    Cuba no lo deja dormir, Cuba es una obsesión para 13 presidentes que han pasado por la Casa Blanca desde que Fidel se cogió el poder de la isla. De nuevo querido amigo, no dejes que jueguen con tus neuronas así por así.

    Pero por donde quería ir. Esos muchachos disidentes protestan y buscan lío porque les paga la CIA y a mí, a tus amigos que están afuera y que se pasan el día entero hablando de lo mala que está la cosa en Cuba, compartiendo las injusticias en Facebook, a los que marchan en el Versalles un domingo para que liberen a unos que metieron presos injustamente, los que trabajan todo el día para que tú entiendas que necesitas un cambio, ¿a nosotros quién nos paga?.

    Mira, yo tengo dos trabajos, de 10:00 am a 5:00 pm y luego de 7:00 pm a 12:00 pm y ni siquiera el cheque estímulo por la pandemia que dio el presidente Trump me ha llegado. Ojalá me pagara la CIA por ayudar a mi pueblo, por evitar que no pasaras más hambre, que la gente no se siga muriendo en los hospitales, por conseguir que haya medicamentos en las farmacias, porque mi hermano cubano pudiera tener un poco de lo que tengo yo.

    ¿Y, si no me paga la CIA, si yo tengo el refrigerador lleno de comida, si tengo libertad, por qué sigo hablando de Cuba, por qué sigo en el bando de los opositores, por qué gusaneo tanto?.

    Te explico, lento para que entiendas, porque sé que es demasiada información. Primero porque me tuve que ir de mi país, tuve que dejar mi casa, a mis gatos, a mis amigos de la infancia, mi carrera, mis sueños; por no estar ahora mismo como tú con el refrigerador vacío, sin café y sin esperanzas de tenerlo. Segundo por ti, sí, por ti, aunque no te conozco, por tus hijos, por tus nietos. Es como ayudar a un ciego a cruzar la calle, si eres buena persona lo haces. Yo te quiero ayudar a cruzar la calle. ¿Fácil, ¿no?

    Mira, yo sé que hay cosas que no puedes entender porque siempre has vivido en eso, porque no sabes cómo funcionan otros mundos, porque te cuesta trabajo imaginar qué pasaría si tumban a Díaz-Canel, si sacan a todos los viejitos que están ahí desde que naciste. Yo sé que le has cogido cariño al torturador y es lógico.

    Fíjate, yo no quiero que te tires para la calle ni grites ni pongas pancartas, te pido que analices la información que te dan, te pido que no repitas como papagayo, te pido que entiendas que no tener pasta de dientes desde hace meses no es vivir, que vivir en la zozobra de no tener que darle de comer a tu hija adolescente y a tu madre de 80 años no es vivir; sobre todo porque no es culpa de la crisis mundial ni de la pandemia, sino de un grupo de viejos que sí tienen qué comer. Nada más tienes que mirarlos y mirarte a ti. Ellos sí tienen duralgina para el dolor de cabeza y dentistas que le cogen los empastes de las muelas.

    A mí no me paga nadie por hacerte esta carta, es domingo, son las 8:49 pm y yo estoy en esto porque quiero, porque me da la gana, de gratis, porque sí. A los muchachos les mandan recargas los que le agradecen su lucha, los que reconocen el valor que tienen, si quieres decir que les pagan, les pagan con dinero en el celular, vaya. Millonarios, sí, son millonarios.

    Son millonarios y se están arriesgando a que un día les den un mal golpe y los maten, o que los desaparezcan o que les inventen un caso delictivo de la nada y se pudran en la cárcel. ¿Tú no crees que ellos podrían decidir irse del país y ya? ¿No sabes que Oscar Casanella es un científico prestigioso que ha recorrido toda Europa? (Perdón Oscar por utilizarte de ejemplo).

    A mí no me paga nadie, porque las ideas no se pueden comprar y si te dijera a ti ahora mismo, que te pago 100 USD semanales para que los acompañes la próxima vez que vayan al Ministerio. No dejes que nadie, nunca, juegue con tus principios ni con lo que crees que está bien. Defiende tu vida que es lo único de valor que tienes, defiende tu dignidad y la de tu familia, encara al que te ordena que pases frío mientras él tiene calefacción. Míralos y mírate, descansa sobre esta carta esta noche y ojalá que mañana tengas un día feliz.

    De Hannah Imbert Morell, tu amiga cubana que vive fuera de Cuba, que se opone al desgobierno cubano y a la que no le paga nadie por hacerlo.

    Debo aclarar que intentaré usar la menor cantidad de términos de esos que sé que asustan a los que están adentro, dígase…

    Posted by Hannah Imbert on Sunday, January 31, 2021

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