Defensor de los animales en Cuba se opone a la cría de curieles como alternativa alimentaria en la isla

Javier Larrea Formoso, un activista cubano que defiende los derechos de los animales, se mostró muy crítico con la nueva teoría de las autoridades cubanas: impulsar la cría del curiel para enfrentar la crisis alimentaria que atraviesa el país.

Larrea explicó que, aunque en países como Ecuador el cuy o curiel sea un plato altamente cotizado, en Cuba no existe esa cultura, pues estos animalitos son vistos por casi todos como mascotas.

Además, dijo que no ve factible que se comience una crianza de curieles con vistas a mejorar la alimentación, pues estos animales no tienen la culpa del mal trabajo que hacen las autoridades y que repercute tanto en la ganadería como en la agricultura.

El joven comentó que lo correcto sería que las autoridades permitieran a los campesinos y criadores de animales llevar a cabo sus actividades económicas sin ningún tipo de restricciones y así se evitarían ideas como esta de comer curieles.

A continuación, reproducimos íntegramente las palabras de Javier Larrea Formoso:

No había dado mi opinión hasta que no tuviera todos los elementos en mano, una vez que busqué e indagué en que es cierta la información voy a decir algunas palabras con el debido respeto. No pienso extenderme mucho porque creo que el rechazo hacia esto ha sido mayoritario y se han dado opiniones muy certeras y elocuentes.

El cuy, esta especie de roedor, conocida en Cuba como curiel, y más bien es utilizado como mascota en nuestro país ahora es centro de debate y diversas opiniones. No conozco a nadie cercano que lo consuma, pero estoy seguro de que existen personas que lo hacen, muy pocas.

En países como Ecuador el curiel representa un plato codiciado y en otros países de la región. El hecho está en que no puede pretenderse imponer una cultura alimentaria contraria a la contextualización de la óptica de bienestar animal que se impone en nuestra sociedad por años, que por demás demanda de una alta sensibilidad para padres, pero especialmente para niños. Nuestros niños cubanos que han visto siempre desde edades bien tempranas al curiel como uno de sus fieles amigos al igual que el gato o el perro.

No es razonable ni justo que caiga ahora sobre el curiel la culpa de la ineficiencia alimentaria en Cuba. Hay tanta tierra, mares, ríos en este país para ahora fomentar comerse el curiel. Que tenga libertad el campesino de producir, el taxista, el carretillero, una libre economía y entonces el hecho de que se coma el curiel seguirá siendo una excepción de unos pocos y no la habitualidad de la mayoría.

No creo que sea una alternativa rápida y sostenible para alcanzar la soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria se alcanza cuando se da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y se le otorga el poder productivo a los campesinos y a la agricultura familiar. Esto es un concepto que fue introducido con mayor relevancia en 1996 por Vía Campesina en Roma, con motivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ello implica la protección del mercado doméstico contra los productos excedentarios que se venden más baratos en el mercado internacional, y contra la práctica de la venta por debajo de los costos de producción.

Creo que es hora de poner en el ojo la economía de este país, los mecanismos que se siguen usando y no al pobre curiel que hasta los días de hoy no suelen ser agresivo, son tiernos y propician la belleza de una simpática criatura viva que se mueve, esconde y regresa ante su amo como un fiel animalito que ha sido compañía indiscutible de la niñez de muchos de nosotros.

No sé usted, pero yo no me comeré un curiel. Esto no es más que revivir los tristes años de Periodo Especial donde el gato pasó a ser el plato fuerte de la casa. Triste pasado que no debe volver a repetirse, en esta ocasión de mano del curiel.